Decir que me gusta la salsa es quedarme corto, en mi caso la salsa va más allá de un gusto personal. Es una música que siento como propia y que vivo día a día, es una parte importante de mi historia. Llegué a la salsa cuando apenas era un niño y desde esa época se ha alojado de manera permanente en mi gusto personal, aunque siempre entra en eterna disputa con el Jazz por la supremacía en mi gusto personal. Sí, la salsa buena siempre ha estado presente en los momentos buenos y en lo que no han sido tan buenos como quisiera. Aunque, más allá de las etiquetas que existen, lo que siempre persigo y valoro es la buena música, y eso es un punto de honor.
La buena música no cree en cuentos, mucho menos en modas, la buena música permanece, trasciende al tiempo, y Beethoven\’s V (Cotique, 1975) es una prueba de ello. Aquí se conjugan sabor, elegancia, calle y un gran caudal de sabor. Y más allá de todo eso, es un disco al que siempre acudía cada vez que se presentaba una rumba en tiempos pasados, y hoy se ha vuelto imprescindible entre mis títulos de la salsa, es uno de esos discos que siempre está en mis alforjas. Las razones son muchas. Empecemos por el piano de Markolino Dimond, el cual siempre sonó diferente, poderoso, elegante, derrochando clase en los solos y con una dosis alta de sabor, sin nada que envidiar a otros pianistas del genero. Era un músico autodidacta y poseía un sonido y un sentido del montuno muy particular, bajo la influencia de Eddie Palmieri, Pedro Justiz “Peruchin” o McCoy Tyner. Sí, Markolino corría en otro lote, estaba en ora dimensión como pianista, mezclaba barrio y academia, calle y salón, un pianista realmente único, diferente. Frankie Dante era el otro elemento fundamental en este disco. Un cantante cargado de las mañas y características que provenían de la calle, el cual incorporaba fuertes rasgos de excentricidad y el correspondiente sabor de la esquina y el callejón. Aun con las limitaciones que algunos le atribuyen, era el cantante adecuado para ese disco, un cantante fuera de lo común que combinaba muy bien con las ideas de Markolino Dimond. Sin embargo, la voz de este disco no fue solo de Lenin Francisco Domingo Cerda, nombre de pila de Dante, sino que este disco contó con la participación especial de Chivirico Dávila. Oriundo de Villa Palmeras, Santurce, Puerto Rico, Rafael \»Chivirico\» Dávila Rosario fue el tercer elemento clave de esta producción. Dávila siempre se movió con soltura como sonero, aunque destacó con clase en la interpretación del bolero y también haciendo coros para diversas producciones de la salsa. La llave vocal estuvo hecha a la medida para desarrollar los temas que conformaron esta producción como Maraquero, ¿Por qué adoré?, Los Rumberos y Sabrosón, enre otros. Y si revisan los créditos, encontrarán nombres muy importantes , no solo dentro del mundo de la salsa.como Nicky Marrero , Pablito Rosario, Frank Malabe, Mike Colazzo, Eddie “Guagua” Rivera, Louis Kahn, Renaldo Jorge, Barry Rogers, Randy Brecker, Lou Soloff, Junior Vazquez, Yayo el Indio, Ismael Quintana y Pete \»Conde\» Rodríguez.
Beethoven\’s V es un disco de culto, imprescindible, fundamental para comprender el fenómeno de la salsa, y sigue siendo uno de mis favoritos por muchas más razones que las que he expuesto en estas líneas. Así que no crea en cuentos y regálese una buena ración de buena salsa brava para aderezar los latidos de la vida. Este disco es una de las razones de peso para afirmar que por mis venas lo que corre es salsa.
Mientras tanto sigo aquí, sentado sobre una corchea.
Seguimos en clave…