Papá nunca se imaginó lo que vendría luego de regalarme aquel LP en la desaparecida tienda por departamentos Sears de Valencia. Recuerdo perfectamente que, mientras Papá se dirigía hacia el departamento de ferretería de la tienda, yo me iba directo hacia la sección de sonido y discos. Ese día andábamos en planes de compra de un regalo para Mamá, así que, luego de buscar el obsequio, aproveché la ocasión para revisar los discos y ver qué cosas habían allí, de manera de conseguir que Papá me regalase un disco. Siempre me ha gustado revisar todas las secciones de las discotiendas, eso ha sido un ritual que cumplo cada vez que voy en búsqueda de un disco. Total, Papá tampoco duraba mucho tiempo en el departamento de Ferretería ya que los discos siempre han sido su afición, aunque él nunca lo haya confesado abiertamente.
Bien, luego de revisar los discos de salsa y los de jazz, en la sección de rock estaba un disco titulado Asia, donde una serpiente marina emergía de las aguas como jugando o luchando con una esfera. De un primer momento, la carátula cumplía su cometido, aunque el contenido del disco me atraparía mucho más de lo esperado una vez que la señora que atendía el departamento de música tuvo la gentileza de poner el LP. Al escuchar las primeras notas, el disco se convirtió rápidamente en un objeto de culto por aquel sonido cautivante, muy inteligente y finamente elaborado, a pesar que fue un disco que generó controversia: Unos lo tildaban de comercial, catalogándolo incluso dentro de un odioso género denominado AOR (Adult Oriented Rock o Rock Orientado a Adultos), mientras que otros, menos preocupados por etiquetar, nos dedicábamos a disfrutar de la maestría de Carl Palmer y sus constantes innovaciones en la batería, del brillo de Steve Howe y su sonido drámatico y sensible, de Geoff Downes danzando sus dedos con finura sobre las teclas, y de John Wetton en un momento inmejorable para vocalizar y aportar el calor necesario en las oscuras cuerdas bajas. Un disco influenciado por diversidad de géneros que van desde el período impresionista hasta el período barroco, donde Viila-Lobos y Debussy se asomaban discretamente en un retrato sonoro de cuatro virtuosos provenientes de bandas fundamentales como Yes, King Crimson, UK y Emerson Lake & Palmer. Una banda donde prevalecía el concepto grupal por encima del individual, con un sonido sólido, bien definido, inteligente, con fuerza y mucho swing. Uno de los discos que componen la banda sonora de mis pasos.
Hoy le agradezco a Papá el haberme regalado el LP ese día, ya que ha sido unos de tantos tesoros que me ha legado en vida, aparte de fomentar mi interés por la buena música, lo cual va más allá de la salsa brava y el jazz. Aún sigo revisando cada anaquel de una discotienda y la música sigue siendo el elemento vital donde hago vida. ¡Gracias, Papá!